domingo, 17 de abril de 2011

Primer encuentro.


Cuando los sabios descubrieron la ciencia de las estrellas, no quisieron compartir su conocimiento astronómico e inventaron el calendario juliano y después apareció el gregoriano…

Basados en los número subjetivos de los hombres, el primer encuentro del cual ambos tienen memoria fue en el siglo XIV.

-Te veo como una guerrera…

Él pertenecía a la Tripe Alianza, alto y cobrizo (casi confundido con una deidad que bajaba de los cielos, hijos de la luna).

Olía a barro caliente, podía cargar enormes cantidades de material para construir sus fuertes, no era su tarea, pero ayudaba en todo lo que involucraba a su gente.

Ella venía de Tlacopan "Planta florida sobre tierra llana" caminante y vagabunda, siempre relacionada con la primavera, era sobreviviente del señorío que trajo una batalla por acabar con Azcapotzalco, fue como llegó a las tierras del guerrero jefe del ejercito de Tenochtitlán. La impactó su fidelidad y entrega por el poder de México, no podía despegar su mirada, incluso lo pintó pero veía más su esencia que aquella figura de piedra que reflejaba a los demás, lo recuerda muy bien…

Eran colores brillantes de las fibras y plantas que trajo de sus antiguos territorios, con pectorales y muñequeras de oro y un arma perfectamente dominada…
Fue a penas un encuentro para recordar el llamado de Xochipilli dios de las flores, del amor y de la fertilidad. Lamentablemente como en todo su errar de galaxias, la dificultad para acercarse hacía que se juraran en próximas vidas hacerlo de nuevo, pero esta vez sin ningún error, sin ningún rencor por el pasado que habían dejado ir, y el futuro que parecía ser cuartado por todos…

La segunda vez que se encontraron, fue en el peor escenario posible: una batalla por su supervivencia con miles de muertos bajo sus pies, y el líder del ejército le gritaba a ella:

-¡Eres una guerrera!

Cayendo por una lanza de tlaxcaltecas aliados a un ejército de otros horizontes…

El, con un dolor que no podía ser explicado corrió por ella y le tomó un cuarzo rosa que llevaba con ella del cual sólo replico:

-Hasta otra vida…

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