La luz natural conmueve, hasta el punto de contradecir a escépticos que niegan al todo contenido en un UNO. La luz artificial determina quien es quien en el escenario vida: un ogro con sombra entre los surcos del rostro, o un ángel divino en una simple cafetería.
La suave luz continúa del amanecer colado por las vigas: Son esporas que bien se confunden con una maqueta de nuestro universo.
Los colores intermitentes de una noche de primavera en el centro, me llevan a un Brasil o porque no hasta la gran manzana (pese a que nunca he estado ahí).
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