domingo, 14 de abril de 2013

Observación

La luz natural conmueve, hasta el punto de contradecir a escépticos que niegan al todo contenido en un UNO. La luz artificial determina quien es quien en el escenario vida: un ogro con sombra entre los surcos del rostro, o un ángel divino en una simple cafetería. 

La suave luz continúa del amanecer colado por las vigas: Son esporas que bien se confunden con una maqueta de nuestro universo. 


Los colores intermitentes de una noche de primavera en el centro, me llevan a un Brasil o porque no hasta la gran manzana (pese a que nunca he estado ahí).

La luz convierte a los desconocidos en conocidos, a un espacio arrumbado entre el polvo, en un perfecto fondo de contra luz para evocar nostalgia. La luz es emociones y nuevos significados que presuntamente eran imposibles y viceversa.  

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