Una luna perfecta cubría la noche del jueves 27 de agosto, suavemente iluminada y mandada hacer para esta ocasión: encapotada por nubes anunciando una tormenta, pero tan indecisa, que perpetuaba la noche con su imagen. La temperatura ahuyentando la primavera, pero obligando a los cuerpos llenarse de cobijas de piel; un viento… tú viento: llamado por la música, quemaba el ambiente afable y complaciente que me permitía decir: ¡ven!
1 comentario:
La luna cuenta multiples historias, y guarda su amor siempre al sol. Parece tan perfecta que todo mundo quiere comerla. . .
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