Utopía:
Alguien que grita,
que
protesta…
Que
nace en el lugar correcto: No en el lado derecho sino en el lado inferior
izquierdo...
¡Desde
abajo!
Desde
donde sienten, viven y saben a que huele una mañana de ahínco
Desde
este lado de la tribuna…
En
donde no alcanzó para asiento reclinable, aire acondicionado, ni mucho menos
palomitas…
Desde
la caja de jitomate rebajado, el bote viejo de pintura oxidado y el guacal del
fierro viejo que venda, desde aquí estamos sentados…
Viendo
la película vida.
Que
corre, que vuela… Sin espera, sin tomarnos de la mano...
—¡Ven!
Un
buen samaritano nos previene para alcanzar el tren que se nos va...
El
del futuro luminoso, rosa, el que se llama prosperidad…
—¡Chin!
Ten cuidado casi resbalas...
¡Levántate!
o está vorágine te pisa, te mata, te consume y bebé con popote cualquier atisbo
de existencia
—¡Despacio
que llevas prisa!
Grita
tu jefe desde el otro lado de la vía...
Si
esto se tratase de una carrera, seguro él se llevaría la medalla de oro en
recorrer los 100 kilómetros de supervivencia sin voltear a ver atrás:
Pisar
a los que quedan de camino a tu ascenso, sobre ellos subes mejor el trampolín
al éxito…
Suprimir
cada emoción que pudiera provocar compasión por lo que yacen tirados a tu paso…
Vas
bien, caminando hacia la automatización
¡Bienvenido
a la carrera de tu vida!